En un  mundo sin amor nació un bebé, Dubarti se llamaba. En este mundo en el que habían personas y soldados fuertes, guerreros que se dedicaban a la matanza en ese mundo nació este bebé. Pobre bebé, nació cuando su madre murió. Llevaron el bebé al papá y le dijeron “ese su hijo majestad” cuando llegó a la habitación lo volvió a mirar con un rostro tierno de compasión. Lo tocaba y el bebé lloraba. El bebé le decía mucho al padre y al padre al verlo se conmovía pero recordaba las lecciones de aquel reino en el que no podía haber nada de piedad y nada de cariño. Entonces decidió entregárselo a las cuidadoras, a las nodrizas de aquel Reino. Se lo entregó y les dijo: “les doy pero les pido como gran lección que por favor se encarguen de criarme un hijo fuerte con firmeza y con capacidad de poder gobernar así quiero que nazca el próximo rey de este Reino”. Las nodrizas  que eran personas realmente sensibles, personas dedicadas al cuidado de probablemente anteriormente a sus hijos no siguieron del todo las indicaciones del Rey. Sino se encargaron de cuidarlo con mucho amor, con mucho cuidado producto de eso nació un Rey. Una vez se enamoró y cuando ya era joven vio aquella doncella de la cual se enamoró y se sintió ilusionado. probablemente como muchos de ustedes y cada uno de ellos se siente cuando le gusta y te atrae alguien no podía dejar de pensar en la princesa. La conquistó se enamoró de ella pero así como se enamoró de ella, también sucedió que el reino enemigo se dio cuenta de aquello y se aprovechó de eso para poder llevarse a la princesa y decapitarla. El príncipe Dubarti al enterarse se le rompió el corazón y decretó desde aquel momento que en su reino no se iba a derramar nunca más sangre y nunca más se iba a  tratar a la otra persona de la misma manera. Y desde aquel entonces, ese Rey empezó a gobernar con compasión y con amor.