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Buena suerte, mala suerte

Cuento Chino: ¡Buena suerte, mala suerte, ¡quién sabe!

Había una vez, un granjero que vivía en una pequeña y pobre aldea. Sus vecinos lo consideraban muy afortunado, porque contaba con un caballo con el que labraba la tierra. Hasta que un día porque siempre llega el día en los cuentos. El caballo se escapó a las montañas. Al enterarse sus vecinos acudieron a consolar al granjero por su perdida: “Que mala suerte” le decían. El granjero les respondía: mala suerte, buena suerte, quien sabe”.
A los pocos días, el caballo regreso trayendo varios caballos salvajes. Los vecinos fueron nuevamente a su casa, pero esta vez para felicitarle por su buena suerte: “Buena suerte, mala suerte, quien sabe”, contesto el granjero.
Días más tarde, el hijo del granjero intento domar a uno de los caballos salvajes, pero se cayó y se rompió una pierna. ¿Otra vez, los vecinos se lamentaban la mala suerte del granjero y que creen que les contesto el granjero? Sí lo mismo: Buena, mala suerte, ¡Quién sabe!
Posteriormente, aparecieron en la aldea oficiales de reclutamiento para llevarse los jóvenes al ejército. El hijo del granjero fue rechazado por tener la pierna rota, y los aldeanos siguen contando hasta el día de hoy la suerte del granjero pues todos los que fueron a esa guerra murieron.

Reflexión

¿No te ha pasado que cuando cuentas alguna anécdota o situación muchas personas evalúan lo que te pasó y te dicen: “¡Uy qué mala suerte!” o “¡Uy que afortunado!”?
Este cuento es para tenerlo en cuenta en situaciones como estas, incluso cuando somos nosotros mismos quienes hacemos estas afirmaciones. Pues mientras uno esta dentro de un ciclo de una experiencia que no ha concluido no sabe con precisión si lo que le esta pasando es bueno o malo. No puedes leer con precisión lo que pasará en el futuro.
La lectura de una experiencia se ha de leer del presente hacia el pasado y solo si has cerrado realmente el ciclo de la experiencia, puedes hacer una valoración más objetiva si lo que sucedió fue bueno, adverso o ambas cosas.
Muchas veces nosotros tomamos decisión con la información que poseemos en el momento. Por ello, me parece injusto y poco compasivo que nos juzguemos a nosotros mismos por haber tomado decisiones que consideramos erróneas cuando por un lado aún no hemos cerrado la experiencia.
Nuestra recomendación que te brindamos es que te enfoques en tu presente, buscando toda la información que necesites para tomar tu decisión y hacerlo sin temor a equivocarte. Ten siempre presente que estás tomando la mejor elección con la experiencia e información que tienes en este momento.

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